Con emoción entré en el cementerio,
pensativa leí nombres y fechas ...
en las frías moradas tan estrechas
que encierran de la vida el gran misterio.
Extraña sensación que no domino
sigue lenta ... el ritmo de mis pasos;
como el tibio saludo de unos labios
que dicen ... "hasta luego", en el camino.
Contemplé panteones centenarios
donde nadie al pasar se ha detenido,
y me angustio pensar ser algún día
una más en el polvo y el olvido
Una más en los brazos de la muerte,
que nunca fue ilusión, ni fue quimera,
es del mundo la meta más certera ...
La que siempre alcanzó su loca suerte.
¡No privemos de oración a los difuntos!
No pasemos... de largo...
Pues tenemos un hueco en este libro,
abierto eternamente, recordando...
la verdad implacable de un destino,
que el sepulcro y la cuna ... van marcando.
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